Necesitas cobrar los créditos de tu empresa

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El origen etimológico de la palabra crédito nos remonta al latín creditum, que significa “cosa confiada”. Por lo tanto, la noción de crédito aparece vinculada con tener confianza.

Un crédito es una cantidad de dinero que se le debe a una entidad (por ejemplo, un banco) o a una persona.

¿Cuáles son las diferencias entre un crédito y un préstamo?

Es muy común que estos dos términos se confundan sobre todo en aquellos ámbitos en los que no hay una cultura financiera, sin embargo, es necesario explicar que pese a que para muchos decir «tengo que pedir un préstamo» o «voy a pedir un crédito» es exactamente lo mismo, existen muchas diferencias entre ellos, las cuales explicaremos a continuación.

En un préstamo, el banco pone a disposición de un cliente una cantidad fija de dinero, la cual deberá ser devuelta en un lapso de tiempo determinado, junto a unos intereses también pautadas previamente. Se trata de una operación que se realiza a medio o largo plazo y que se va amortizando en cuotas regulares que pueden ser de tipo mensual, trimestral, semestral o anual. Así el cliente puede planificar la forma y cuotas en las que irá devolviendo el dinero que se le prestó. En la mayoría de los casos los préstamos se conceden a clientes particulares para que les den un uso privado y, a la hora de firmar el contrato, se piden ciertas exigencias, como un aval o una garantía real. Una vez firmado éste, el préstamos se ingresará en la cuenta que el cliente ya posee y desde el primer día que se hace efectivo, comienzan a calcularse los intereses de acuerdo a la cantidad que el banco le ha prestado.

En el caso de los créditos, el banco ofrece al cliente una cuenta de crédito, en el cuál el cliente podrá acceder a la cantidad que necesite (habiendo una cantidad máxima determinada en el contrato). En general la forma en la que el cliente paga dicho crédito es de forma regular cuando el banco le hace llegar la liquidación por el dinero utilizado, a lo que se le suman los gastos e intereses impuestos por la entidad.

En ambos casos se presta dinero y la persona se compromete a devolver lo en un determinado plazo de tiempo y, también en ambos casos, el banco obtiene sus ganancias de los intereses que impone al contrato.

Por último tanto en el primero como en segundo caso, el acreedor (quien concede el crédito) tiene el derecho de exigir y cobrar el dinero en el tiempo pautado y, en caso de que la persona no cumpla con el pago, el acreedor podrá tomar represalias legales contra él (como demandarlo y llevarlo a juicio).

Existe un tipo de crédito que se conoce como crédito de consumo y que consiste en un préstamo que ofrece una entidad financiera a una persona o empresa a fin de que puedan comprar bienes o disponer de un determinada cantidad de dinero para una operación determinada.

Algunos de los productos que pueden adquirirse a través de un crédito de consumo son automóviles, muebles, electrodomésticos, complementos de entretenimiento, ordenadores, adornos y productos para decorar y también bienes inmateriales como viajes o actividades de ocio.

Cabe mencionar que algunos organismos, como supermercados proponen adherirse a una cuenta de consumo, donde el cliente obtiene una tarjeta de crédito que le permitirá comprar productos de ese lugar y pagar a plazos.

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